jueves, 21 de diciembre de 2017

PRIMER EVENTO: "Austriacos vs Marxistas": El debate por el cálculo económico


PRIMER EVENTO DE CONFERENCIA

"AUSTRIACOS VS MARXISTAS": El debate por el cálculo económico


El 5 de agosto del 2016, se realizó nuestra primera actividad, contando con la presencia por primera vez en Huánuco del Mg. Dante Abelardo Urbina. Quien académicamente nos dio una clase magistral sobre la batalla económica por el "Austriacos vs Marxistas": El debate por el cálculo económico.

El "debate sobre el cálculo económico en el socialismo" es uno de los subtemas relacionados con el debate teórico sobre el cálculo económico iniciado por Ludwig von Mises, y en el que participaron principalmente además del propio von Mises, Friedrich von Hayek, Oskar Lange (1904-1965) y Abba Lerner (1905-1982).

Ponente: 
Mg. Dante Urbina
Master en Economía por la Universidad Complutense de Madrid. Autor del libro "Economía para Herejes: Desnudando los mitos de la economía ortodoxa" (2015), varias veces best-seller en Amazon. Ponencias en universidades del Perú, España y Alemania. Papers publicados en el "Political Economy Journal of India" y el volumen "International Monetary System: Past, Present and Future" (2016). A sus 25 años es docente, incluso a nivel maestría, en destacadas universidades del Perú. 



miércoles, 20 de diciembre de 2017

“Conocer el pasado para resolver la crisis teórica presente”: La necesidad de estudiar la historia del pensamiento económico


“Conocer el pasado para resolver la crisis teórica presente”:  La necesidad de estudiar la historia del pensamiento económico

Por:  George Durand Cori



“No hay presente sin pasado”: cuánta verdad se esconde bajo esta frase. En la vida hay momentos que constituyen una revelación pues basta una sola mirada para comprender que en algunas situaciones las sospechas son fundadas.

La enseñanza de la Economía debería comenzar con la profundización en la materia “Historia del Pensamiento Económico”. Lamentablemente se suelen desdeñar las cuestiones históricas por poner en supremacía la economía cuantitativa. A consecuencia de ello, como señala Urbina (2015), se “monopoliza la enseñanza de lo que restrictivamente se ha llamado ´teoría económica´ en casi todas las facultades de economía del mundo” (p. 10). A este respecto, cabe citar la reveladora anécdota que refiere Ravier (2012): cuando un alumno le preguntó al profesor Gregory Mankiw sobre el libro La Acción Humana de Ludwig von Mises, él amenamente respondió “No lo he leído” y ofreció la siguiente justificación: “En Economía se asume que cualquier cosa escrita hace más de 20 o 30 años es irrelevante”. Que esto venga de un economista sumamente famoso es motivo de grave preocupación y explicaremos por qué.

Se comprende que (en el mundo académico es cosa admitida) no se puede entender la economía sin conocimiento de su historia. Y, sin embargo, por razones nada difíciles de averiguar, la historia del pensamiento económico (y la historia de la economía) nunca ha sido un campo popular de estudio (cfr. Galbraith, 1991, p. 13) pese a que allí se encuentran autores de gran mérito académico y todos los economistas tienen un adeudo (directo o indirecto) con sus autores.

Ahora bien, antes de diferenciar la historia de la economía de la historia del pensamiento económico, ha de especificarse qué es lo que se entiende por “historia”. De acuerdo con Mises (2015): “La historia estudia la acción humana, es decir, las acciones ejecutadas por individuos y por grupos de individuos. Describe las condiciones bajo las cuales las personas vivieron y la manera en que reaccionaron a esas condiciones. Su tema son los juicios de valor y las finalidades que los hombres han perseguido guiados por esos juicios de valor, los medios a los cuales han recurrido para alcanzar las finalidades perseguidas y el resultado de sus acciones. La historia estudia las reacciones conscientes del hombre a las condiciones de su medio, tanto natural como social, determinado por las acciones de generaciones anteriores, así como por las acciones de sus contemporáneos” (p. 57). Esto nos conduce indudablemente a examinar la función que cumple la historia en la economía.

En efecto, el análisis de los múltiples acontecimientos referentes a la acción humana constituye el objeto de la historia, siendo así esta una imagen sintetizada de otros tiempos, formulada en términos ideales. Dado esto, la historia de la economía es como un reflejo del mundo en el que se han desarrollado ideas económicas específicas (cfr. Galbraith, 1991, p. 15). Por tanto, dentro de ese marco, la historia -entendida como el entorno del desarrollo social y económico del hombre actuante- está atada a la evolución de las ideas de acuerdo a su contexto.

Dado esto, resulta pertinente examinar la cuestión a la luz de la distinción entre enfoque relativista y enfoque absolutista en la historia del pensamiento económico.

Respecto del primer enfoque, escriben Landreth y Colander (2006): “A los historiadores relativistas les interesan las fuerzas históricas, económicas, sociológicas y políticas que llevaron a los hombres (…) a examinar ciertas cuestiones económicas y el modo en que estas fuerzas determinaron el contenido de la teoría emergente” (p. 4). Es decir, el historiador relativista considera todas las teorías a la luz de su propio contexto en el pasado a partir del cual se puede aprender para el futuro. Bien dicen que en tiempos difíciles hay que agarrarse a las raíces. Un claro ejemplo de esto es que cuando sucedió la crisis financiera de 2008 se comenzó a tomar en cuenta a autores con enfoque relativista como Minsky (2008), quien sostenía que el mercado financiero es inherentemente inestable y propenso a crisis, o Shiller (2003), quien, atendiendo a los factores que generan una “exuberancia irracional” ante el aumento de un activo, vio venir la crisis gracias a sus estudios sobre las burbujas económicas a través de la historia. Y también puede mencionarse al prominente crítico a la economía ortodoxa, Steve Keen, que con sus estudios desde una perspectiva amplia pudo también predecir la crisis. Estos economistas fueron objetos de burlas y hasta ridiculizados. Sin embargo, cuando estalló la burbuja, muchos lamentaron el haber ignorado contribuciones y advertencias como las de ellos.

En lo que se refiere al otro enfoque, Landreth y Colander (2006) apuntan: “Los historiadores absolutistas ponen el acento en las fuerzas internas, como la creciente profesionalización de la economía, para explicar el desarrollo de la teoría económica. Los absolutistas sostienen que el progreso de la teoría no refleja meramente las circunstancias históricas, sino que depende del descubrimiento y la explicación de problemas o paradojas sin resolver por parte de profesionales formados que reaccionan a los avances intelectuales que surgen en el seno de la profesión. Según este enfoque, es posible ordenar las teorías en términos absolutos según su valor; lo más probable es que la teoría más reciente contenga menos errores y se aproxime más a la verdad que las teorías anteriores” (p. 4). Tal parece que este es el enfoque que los economistas ortodoxos han hecho prevalecer hasta nuestros días. Por ejemplo, Samuelson (1977) afirmó que “dentro de todo economista clásico hay un economista moderno tratando de salir”, entendiendo como “economista moderno” a aquel que para sus contribuciones utiliza exclusivamente la modelización y la formalización matemática. Y a paso siguiente afirma que “con un truco de manos, uno puede extraer de Adam Smith un modelo valioso”.

Y el caso de Samuelson, como economista ortodoxo por excelencia, resulta especialmente revelador pues, sin negar que hizo importantes aportes a nuestra ciencia, debemos recordar que también optó por “hacerse el ciego” ante las sólidas críticas de Joan Robinson sobre la heterogeneidad del capital y hasta desdeñó a los economistas focalizados en la historia del pensamiento económico como una especie de incapaces. En efecto, “Samuelson llegó incluso a afirmar en 1954 que los economistas incapaces de seguir la revolución matemática después de la Segunda Guerra Mundial, son los que se refugian en la historia del pensamiento económico” (Ravier, 2012). Pues bien, ese fetichismo por la matematización ha contribuido no solo a las crisis de las economías (países) sino también de la propia teoría económica que él defendió. Baste mencionar al respecto que su colega George Stigler puso en jaque su propio trabajo poniendo en cuestión la curva de oferta ascendente.

Temas como las crisis, el dinero, la inflación, el rol del empresario, el cálculo económico, la controversia del capital, la teoría del valor, los ciclos económicos, la estructura de la producción, entre otros, ya fueron profundamente estudiados por diversos pensadores en épocas precedentes. En ese contexto, es bueno conocer qué ideas prevalecieron, qué ideas llevaron a daños sin precedentes, qué ideas trajeron prosperidad, pero, sobre todo, qué ideas siguen vivas actualmente entre nosotros y de qué manera están influyendo en la teoría económica y en nuestras vidas.

Hoy tenemos que repensar cada acontecimiento económico. Puede que el avance de la economía haga venerar lo matemático, cayéndose así en una necedad de “pretensión del conocimiento” (Hayek, 1989). Pero es hora de que no solo se siga un lineamento de estudio y que la teoría económica esté íntimamente relacionada con la historia de la economía y la historia del pensamiento económico, ya que cada proceso evolutivo, social o económico, ha sido causado por un sinnúmero de ideas, siendo que varias de ellas, aunque están plenamente vigentes, al mismo tiempo están siendo olvidadas.

Valorar y meditar la historia de la economía y el pensamiento económico nos permitirá tener una perspectiva diferente frente a cada hecho. Y tener una perspectiva amplia sobre ello es de suma importancia pues no debemos olvidar que, como remarca Urbina (2015), “la economía es un campo donde la ´buenas´ o ´malas´ teorías pueden tener efectos muy grandes en la realidad, y que van desde los más maravillosos hasta los más devastadores” (p. 11). Así que debemos mirar a la teoría económica en retrospección (Blaug, 1997), con ese escepticismo que hoy se tiene dada la crisis teórica. Quizás aún encontremos recetas que no se ha tomado en cuenta. O quizá tan solo optaremos por cegarnos ante una teoría que parte de una hoja en blanco y desdeñaremos lo demás. Las controversias entre autores no deberían hacernos caer en la ofuscación sino más bien darnos luces. Y si caemos en la ofuscación, pues es hora de que la humildad y el estudio riguroso del pasado nos guíe por un camino distinto al de hoy.

Referencias:

BlaugM. (1997). Economic Theory in Retrospect. Cambridge: Cambridge University Press.

Galbraith, J. K. (1991). Historia de la Economía. Barcelona: Ariel.

Hayek, F. A. (1989). The pretence of knowledge. The American Economic Review79(6), 3-7.

Landreth, H. & Colander, D. (2006). Historia del Pensamiento Económico. Madrid: McGraw-Hill.

Mises, L. (2015). La Acción Humana: Tratado de Economía. Madrid: Unión Editorial.

Minsky, H. (2008). Stabilizing An Unstable Economy. New York: McGraw-Hill.

Samuelson, P. A. (1977). A modern theorist's vindication of Adam Smith. The American Economic Review, 67(1), 42-49.

Ravier, A. (2012). La historia del pensamiento en la educación del economista. En: Ravier, A. (ed.). Lecturas de Historia del Pensamiento Económico. Madrid: Unión Editorial.

Shiller, R. (2003). Exuberancia Irracional. México: Océano.

Urbina, D. A. (2015). Economía para Herejes: Desnudando los Mitos de la Economía Ortodoxa. Charleston: CreateSpace.



¡Herejía en Economía!


¡Herejía en Economía!

Por: George Durand Cori


El título del presente artículo conmemora el ideario que el profesor Dante plasmó en su libro Economía para Herejes.

Y es que, sin lugar a dudas, la economía necesita ser cuestionada y examinada. Hace un par de años, cuando decidí estudiar economía, no creí que existiera una ofuscación por una corriente. Peor aún, entre alumnos y docentes nadie la criticaba ni la critican. De ahí que empecé a escudriñar algunas cuestiones sobre la enseñanza -sesgada- de mi facultad.

Citaré un breve texto que Friedrich von Hayek expuso en la entrega del Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas, en 1974: “Por una parte, la reciente creación del Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas marca una etapa significativa en el proceso por el que, en opinión de la gente, las ciencias económicas han alcanzado en parte la dignidad y el prestigio de las ciencias físicas. Por otro lado, en el momento actual se espera de los economistas que digan cómo ha de extirparse del mundo libre la seria amenaza de la inflación acelerada que -hemos de admitirlo- es el resultado de la política que la mayor parte de los economistas han recomendado, e incluso urgido, a los gobiernos. Hoy por hoy tenemos pocos motivos para sentirnos orgullosos: como profesión, hemos creado una confusión enorme”. (1)

En efecto, la insensatez académica de obstinarse con políticas que, sin lugar a dudas, se utilizarán (siempre) para fines lucrativos -en especial, para vivir con el dinero de los ciudadanos- es lo que nos ha llevado a tal situación. De ahí que “la economía está de luto”.

En opinión de los economistas heterodoxos, el fallo de los economistas se halla íntimamente relacionado con la propensión a imitar en todo lo posible los procedimientos de las ciencias físicas.

Sucede que en economía existe un enfoque que es claramente dominante: la teoría neoclásica. En palabras de Galbraith: la “sabiduría convencional”. Este enfoque -supuestamente- científico monopolizó la enseñanza en economía en casi en todas las facultades del mundo. En palabras del profesor Dante: “Se puede hablar de otros enfoques, claro está, en cursos ´sin importancia´ como los de ´Historia del Pensamiento Económico´, ´Historia Económica´ o ´Sociología Economía´; pero los cursos de teoría económica ´pura y pura´ (Macroeconomía y Microeconomía) tienen que centrarse y basarse casi exclusivamente en el esquema convencional” (2). Es decir, si la generación actual de economistas posee solo la “verdad absoluta o sabiduría convencional”, no tiene ningún caso la historia intelectual (3). Los cursos mencionados, pasan desapercibidos por las aulas sin tomar en cuenta la importancia de otros enfoques existentes.

Enhorabuena, los estudiantes de la Universidad de Manchester, en 2014, se rebelaron ante la enseñanza ortodoxa, exigiendo vigorosamente la “pluralidad económica”. Mentar a Keynes en las aulas (y no digamos a Marx) sigue siendo tabú. La única teoría válida es la economía neoclásica. Todo lo demás es anatema (4). Si bien es cierto, Keynes es el “gurú” en macroeconomía, todo aquel que critique el esquema convencional es considerado un “anti-economista” y se le pueden presentar objeciones tan tontas como “No amas tu carrera”, logrando hacerle el hazme-reír en las aulas. La absurda, como diría Hayek, “pretensión del conocimiento”, siempre campea en las aulas, con docentes encapsulados con su único lineamiento que, según ellos, es el más óptimo y sagrado, que no merece ser cuestionado.

No, señores. Por ello el devenir a ser un hereje. Ya no es una cuestión de postura, sino un cambio de paradigma. Caso contrario, seguiremos siendo unos inertes, académicamente hablando, dejando que la insensatez y la presunción sigan reinantes en el campo de la economía.

¡No temas, hereje! Estamos sueltos y recios para hacer frente a la sabiduría convencional.

La herejía, venga de donde venga, siempre enriquecerá la academia. Al fin y al cabo, dependerá mucho de nuestro sentido crítico para no ser un simple corifeo.

Referencias:

1) Friedrich von Hayek, Nuevos Estudios de Filosofía, Política, Economía e Historia de las Ideas, Unión Editorial, Madrid, 2015, p. 41.

2) Dante A. Urbina, Economía para Herejes: Desnudando los Mitos de la Economía Ortodoxa, CreateSpace, Charleston, 2015, p. 10. (http://danteaurbina.com/economia-para-herejes/)

3) Mark Blaug, Teoría Económica en Retrospección, Fondo de Cultura Económica, México, 2001, p. 25.

4) Carlos Fresneda, “Rebelión en las aulas de Económicas”, El Mundo, 29 de marzo del 2014.

"La economía azul": Una puerta al desarrollo sostenible


"La economía azul": Una puerta al desarrollo sostenible

Por: Luis García Morales


Los economistas de los recursos naturales, en su mayoría, se encuentran inmerso la mayor parte de su labor encapsulados en el principio ´equi-marginalidad´, que todo problema de optimización o de maximización de beneficios momento en la gestión del medio ambiente (Labandeira, León, & Vásquez, 2007). Ya se creía haber resuelta la gestión del medio ambiente y que esto nos permitiría ir hacia un desarrollo –supuestamente- sostenible y demás. Y a consecuencia de que la teoría no podía explicar en sí cómo llegar al desarrollo sostenible, entendido como parte del desarrollo ético (Contreras, 2010), se mejoró el modelo para así llegar a la ´economía ambiental´, sin embargo, fue Georgescu-Roegen quien mostró las falencias de la “economía ambiental” por consideraciones que él llegó mediante las leyes de la termodinámica. Él constituyó la llamada “economía ecológica o verde”.
No obstante, la ´economía verde´ se caracteriza porque sus acciones a largo plazo dividen a la sociedad, son costosas, y necesitan para funcionar subsidios para sobrevivir con sus programas y los gobiernos quebrados necesitan poner más impuestos. La Economía verde propone la protección, el cumplimiento de la ley; sin embargo si analizamos la economía sostenible utiliza y necesita la creatividad del ser humano (Martinez, Arellano, & Reynoso, 2015). Y la pregunta es si hay una teoría que permita enfrentar riesgos haciendo lo mejor posible, con base a un conocimiento local y ético. Veamos.

“La economía azul” propone un nuevo tipo de economía con base sólida apuntada a un desarrollo social. Regida en servirse del conocimiento acumulado durante millones de años obtenidos de la naturaleza para alcanzar cada vez mayores niveles de eficacia, respetando el medio y creando riqueza, y traducir esa lógica al mundo empresarial. Nos invita a pasar de una economía donde lo bueno es caro y lo malo barato, a un sistema donde lo bueno e innovador, resulta asequible para todos y competitivo en el mercado, y ayuda a resolver problemas que aquejan a la sociedad (Gunter, 2011).

¿Quién pondría en duda que el mundo necesita un nuevo modelo económico? Tenemos que hallar la manera de satisfacer las necesidades básicas del planeta y todos sus habitantes con lo que la Tierra produce. Se han adoptado muchas medidas importantes en el marco del movimiento en pro de la sostenibilidad y la ecología; sin embargo, es preciso buscar soluciones que nos permitan dar un importante salto hacia adelante. Los modelos económicos del pasado han colapsado y la Economía Ecológica ha sido la única respuesta sería. No obstante, si bien ha repercutido en productos específicos en mercados específicos, como el comercio justo del café y el té, aún le queda por reconfigurar la totalidad de nuestro sistema. El principal desafío consiste en que exige que las empresas aumenten las inversiones, y los consumidores paguen más. Esto es válido y justificado cuando la economía mundial está en proceso de expansión y el desempleo disminuye, o cuando los principales agentes del mercado cuentan con recursos financieros suficientes. Pero resulta difícil cuando la demanda desciende y la confianza del consumidor disminuye, y aún más difícil cuando las personas se percatan de que sus empleos corren peligro.

Ha llegado el momento de adoptar un amplio conjunto de innovaciones que aprovechen lo ya logrado y para lo que se han determinado parámetros de referencia en todo el mundo. Durante decenios hemos venido copiando la genialidad del diseño de la naturaleza, como el Velcro, que imita la técnica de adhesión de las semillas de bardana, o el auto limpieza de la flor de loto. Ahora las sociedades deben avanzar del romance con las especies a la inspiración pragmática en los ecosistemas.

Con demasiada frecuencia en el actual movimiento en pro de la sostenibilidad, la sustitución de un producto o proceso por otro no ha tenido las consecuencias deseadas.

Por ejemplo, la utilización del maíz como materia prima tanto para los biocombustibles como los bioplásticos ha incrementado el costo del cereal, lo cual ha puesto en peligro la seguridad alimentaria para millones de personas, y ha estimulado a la industria a que adopte controles genéticos para obtener producciones estandarizadas y predecibles. La utilización del aceite de palma para jabones biodegradables ha destruido inmensas superficies de bosques pluviales y el hábitat del orangután. El apetito por los hongos, un delicioso y delicado sustituto de la proteína animal, ha incrementado la tala de árboles de roble, sobre los cuales se desarrollan.

Asimismo, nosotros debemos evolucionar en nuestra búsqueda de la sostenibilidad, y desarrollar una Economía Azul más empresarial e innovadora. Debemos trascender la sustitución de un producto o un proceso por otro, y en su lugar mejorar el sistema, y para ello abrir posibilidades para una nueva generación de empresarios que utilicen de manera sostenible lo que esté disponible para satisfacer las necesidades de la Tierra y todos sus habitantes.

Cito a nuestro país vecino Colombia de como dio salto a la economía azul, es una señal de pragmatismo de los varios proyectos que se están desarrollarlo a nivel mundial. La propuesta de producción de hongos, setas o champiñones, utilizando como sustrato o base la cacota, cubierta externa del café o cáscara blanda (CAFÉ CON CHAMPIÑONES, EL NUEVO NEGOCIO DEL CULTIVADOR, 1999).En lo cual nuestro país genera un promedio explicable de cascara por cada kilo de dicho producto, que en muchos casos se ha convertido en problema para el productor deshacerse de ello (Alberto lulca-Otlnlano, 2003)

El Perú es uno de los invitados a la fiesta en este negocio de producción de setas o champiñones, por las oportunidades que tenemos en nuestra selva de producir café y no saber ¿qué hacer con los desechos?, pues la imaginación es tremenda de los beneficios que les daría a los agricultores de la zona en sus diferentes ámbitos.

En el mundo hay unas 10.000 especies de hongos, de las cuales un poco más de 5.000 son comestibles y de ellas sólo se cultivan 20. El hongo gigante, que el profesor Pauli le propone producir a los cafeteros tiene el más alto precio (40 dólares por kilo) y demanda en los mercados del mundo.

Una característica de los hongos es que, aparte de ser magnífico alimento con muy bajo contenido de grasas, colesterol y ácidos grasos saturados, crece en el breve lapso de 12 semanas, como es el caso de los champiñones.

De esta manera unos pocos gramos, que pesan las semillas o esporas cuando comienza el proceso, se convierten hasta en 43 kilos de alimento comestible por metro cuadrado.

Una explicación posible de su dinámica, puede estar en su antigüedad y adaptabilidad para vivir y prosperar en las difíciles condiciones de materiales en descomposición. Téngase en cuenta que los hongos tienen una existencia registrada de 130 millones de años y se cultivan desde el siglo VII.
El descubrimiento de la industrialización de los hongos, usando grandes cantidades de fibras de desecho -que es el caso de las cáscaras blandas del café puede transformar la industria de los alimentos, como ya pasó durante los últimos 100 años con el pollo. De hecho, hasta hace 20 años, esta ave era un plato exquisito para ocasiones solemnes. De ahí el chiste que cuando un pobre come pollo es porque uno de los dos está enfermo. La productividad de los hongos es asombrosa porque se logra un alimento extraordinario a partir de un sustrato de lignocelulosa, vapor, esporas y unas instalaciones adecuadas en las cuales se pueden obtener hasta 43 kilos de hongo botón blanco en 6 semanas.

El negocio mundial de los hongos vale 10.000 millones de dólares al año, de los cuales los chinos manejan 50 por ciento de ese comercio. El crecimiento de su producción ha mantenido un ritmo de 15 por ciento durante la presente década y no da muestras de fatiga.

Aparte del hongo de botón, Agaricus, hay una creciente demanda por los hongos shiitake y mayetake, sin contar con las posibilidades que ofrecen los miles de hongos que prosperan en el trópico, los que ni se estudian ni se consumen en forma significativa.

Hay quienes creen que es tal su abundancia y eficiencia en la conversión de materiales en descomposición, que podrían utilizarse incluso como alimento del ganado, esto, claro, sin considerar su amplio uso en farmacología.

En la misma forma vemos esto en la escuela Laggarberg, en Suecia, según el diseño de Anders Nyquist, o el hospital de campaña en la Vichada, en Colombia, según el diseño del equipo de Las Gaviotas, en que el aire se refresca de manera natural y continúa sin necesidad de bombas, calentadores o refrigeradores de costo elevado. Esas edificaciones demuestran que las inspiraciones basadas en la naturaleza pueden disminuir los costos de capital sencillamente mediante la explotación de las diferencias de presión. La dependencia en el aislamiento de base química se complementa, o incluso se reemplaza, mediante una comprensión más profunda de las leyes físicas, eliminándose en el proceso el uso insostenible de materiales y energía.

En su último Informe del Club de Roma, Achim Steiner, Director Ejecutivo del PNUMA y Ashok Khosla, Presidente de la IUCN, escribieron: “Podemos hallar formas de utilizar la física, la química y la biología de igual manera que lo hacen los ecosistemas con materiales renovables y prácticas sostenibles. Ello ha dejado de pertenecer al reino de la ciencia ficción: está ocurriendo aquí y ahora. Mediante políticas apropiadas para apoyar las investigaciones y el desarrollo, y estrategias de promoción que logren su puesta en práctica mediante mecanismos de mercado, esos materiales y métodos ofrecen abundantes oportunidades para acelerar su adaptación con miras a hacer frente a las apremiantes cuestiones de carácter mundial”.

Estos son unos de los muchas oportunidades de negocio que ya se están ejecutando en distintos países del mundo y hay infinidades de cosas que podemos aprender de la naturaleza y así poder optar por un mundo diferente. Generando un desarrollo sostenible sin degrada el medio ambiente. Es hora de cambiar nuestro paradigma. 

Referencias:

Contreras, E. G. (2010). La Economía de los Recursos Naturales. Perú: Universidad del Pacífico.

Gunter, P. (2011). La Economía Azul: 10 Años, 100 Innovaciones, 100 Innovaciones de Empleos. España: Tusquets Editores S.A.

Martinez, M., Arellano, P. & Reynoso, R. (2015). Economía Verde vs Economía Azul: Un Análisis de Viabilidad. México: 20° Encuentro Nacional sobre Desarrollo Regional.

Labandeira, X., León, C. & Vásquez, M. (2007). Economía Ambiental. España: Pearson Educación S. A.

Alberto lulca-Otlnlano, R. C.-P.-C. (2 de Novienbre de 2003). http://infocafes.com/portal/wp-content/uploads/2017/01/cubajulca.pdf.

CAFÉ CON CHAMPIÑONES, EL NUEVO NEGOCIO DEL CULTIVADOR. (1999). ELTIEMPO.