domingo, 8 de abril de 2018

¡Feliz Día economistas!: La voz de un estudiante rebelde en economía



¡Feliz Día economistas!: La voz de un estudiante rebelde en economía

Por: George Durand
Estudiante de Economía - Universidad Nacional "Hermilio Valdizán"


En el Perú, según la Ley n° 15488, cada 08 de abril conmemoramos el "día del economista". Ésta es celebrada como si fuese un acto de canonización de la ciencia económica. Mostrando mediante artículos que ella nos lleva, indudablemente, al éxito (1) en casi todo su ámbito. Especialmente sus fundamentos teóricos. Creyendo y presumiendo de sus fundamentos teóricos que creen que explica sin ninguna duda la realidad. Al contrario de ella, y por conmemorar "el día del economista", en este artículo, mucho de lo que tengo que decir (casi todo) sobre los economistas les va a resultar ofensivo. Permítaseme decir de entrada que no pretendo ofender personalmente a nadie. Ya que algunos de mis amigos (en su mayoría profesores) son economistas y jamás he dudado, ni por un segundo, de la sinceridad ni de su capacidad académica. Por desgracia, siendo aún estudiante, aprendí que la sinceridad no es una defensa. La 'teoría económica convencional' necesita, aunque dolorosa, ser cuestionada. Reflexionando sobre la situación que ocupa para después ser purgada. 

En una entrevista, hecha por Andreu Buenafuente, en su programa LATE MOTIV, increpa al economista español Juan Torres López, sarcásticamente, su definición de economista como "aquel experto que el día de mañana sabrá por qué las cosas que predijo ayer no sucedieron hoy", a la cual responde, sin titubear, que es cierto. Es curioso que un economista acepte un sarcasmo de sí mismo, ya que muchos endiosan a la profesión. O tal vez será que su sincera aceptabilidad tiene algo de verdad. Esta definición sarcástica surge a raíz de que prestigiosos economistas no vieron venir la crisis de 2008. Sobre esto explicaré con detalle más adelante.

Hoy en día, el economista suele presentar su disciplina como una "ciencia exacta", con leyes y proposiciones incuestionables. Ganándose el respeto académico por utilizar, desorbitadamente, las estadísticas y matemáticas como herramienta de estudio superando, curiosamente, a las demás ciencias sociales. Ya que William Stanley Jevons veía en ella 'una especie de matemática que calcula las causas y los efectos de la actividad humana'. Y tan convencidos estaban que Paul Samuelson (economista convencional por excelencia) llegó a calificar, pretenciosamente, a la economía como la "reina de las ciencias sociales" (2). ¡Presuncioso! ¿No creen?

Por el contrario, no debemos considerar a la economía como una ciencia fría y exacta cuyas proposiciones apenas admiten discusiones (3), y menos como una supuesta "reina" ante las demás ciencias sociales. Hay razones suficientes para demostrar que la economía no es una ciencia aislada, fría y exacta sino que, como es evidente, necesita complementarse de las demás.

En estos últimos años se ha podido observar que algunos economistas, como Shiller, Thaler y Akerlof, todos premio Nobel de Economía, utilizan las teorías descubiertos por los psicólogos Kahneman (Premio Nobel de Economía de 2002) y Tversky para explicar comportamientos económicos que suscitan dentro de las finanzas, microeconomía y macroeconomía. Pero las creencias y las acciones de los economistas ´convencionales´ parece importarles poco estos descubrimientos.

En primer lugar, enfoquémonos en la situación que tiene la teoría microeconómica. Dentro de la microeconomía existe un tema importantísimo llamada "elección racional" o "acción racional". En esencia, nos dice que el consumidor es un agente económico que actúa racionalmente, es decir, que siempre maximiza su bienestar o utilidad incurriendo a menores costos posibles. De ahí que se construye la función de utilidad y la restricción presupuestaria para luego calcular el punto óptimo de elección, bajo una operacionalidad de cálculo infinitesimal (derivadas); llegando así a creer que el consumidor es racional por excelencia. Ya que asume "costo-beneficio" para sus decisiones, y si no lo hiciera caería en la irracionalidad económica, cosa inaceptable para los economistas convencionales. Hoy, en cambio, para los psicólogos Kahneman y Tversky esta cuestión les pareció que estaba cargada de ciertas 'inconsistencias internas'. Se preguntaron si es que los consumidores son meramente racionales o no. ¿Qué creen que pasó? Sorpresivamente sus investigaciones concluyeron que la elección racional es un impasse ilógico. Pues mediante experimentos sociales lograron identificar que en las decisiones del consumidor existen "sesgos cognitivos" y "heurísticas" (atajos de la mente) que producen una irracionalidad, más no la racionalidad, económica y psicológica. Desmitificando -críticamente- la "elección racional". Estos fundamentos psicológicos-económicos es llamada economía conductual. 
Por otro lado, tenemos a los economistas institucionalistas que enfatizan en el "proceso evolutivo" y las relaciones de la "diversidad institucional" (construcciones legítimas de la sociedad: cultura, educación, normas, técnicas de ventas, publicidad, etc.) que afectan el comportamiento económico. Según Galbraith y Veblen afirman -teóricamente- la existencia de una satisfacción de orden fisiológicos que llega a un punto en la que la utilidad marginal decrece, pero que después de ello se crea un "orden psicológico" de necesidades (que se convierten en deseos) crecientes, que no son satisfechas (4) por más que tengan el producto, la teoría de la utilidad marginal decreciente queda cuestionada. Ergo, Galbraith concluye que la producción moderna no se basan en la escasez de bienes y servicios que necesitan los consumidores para satisfacer sus necesidades (un momento ¿eso no es la definición de economía?) sino que se enfocan más en la "creación de necesidades", es decir, que, mediante ciertas estrategias de marketing (conocido actualmente) buscan influir en las decisiones de compra de los consumidores, adquiriendo productos no necesarios de lo que realmente necesitan. Esta situación es la que nos llevó a ser una sociedad "consumista". O dicho de otro modo, somos, en palabras del profesor Jürgen Schuldt, "la civilización del desperdicio" (5).
Ah, como olvidar la famosa controversia en Cambridge que causaron los economistas disidentes Piero Sraffa y Joan Robinson sobre la teoría microeconómica de la "producción". El debate que ellos tuvieron con Paul Samuelson, Robert Solow y Franco Modigliani, ganadores del "Nobel de Economía", fue entorno a la medición del capital, conocida como la "Guerra Santa" por el capital. El economista heterodoxo peruano Dante Urbina resume en su libro "Economía para herejes" la controversia así: 

"A continuación Robinson se pregunta: ¿Deberá valorarse el capital de acuerdo con su capacidad de ganancia en el futuro o con sus costos pasados? Con ello ponía en aprietos a los economistas ortodoxos. Si respondían lo primero caían inevitablemente en una falacia de razonamiento circular ya que para conocer la capacidad de ganancia futura es necesario utilizar sus rendimientos, lo cual requiere conocer la tasa de interés, la cual a su vez determina como precio en el mercado de capitales en el que, tanto para hallar la oferta como la demanda de capital, es necesario conocer desde ya ¡el capital medio y valorado mismo!" (Dante, 2015:52: las cursivas son mías)

Así sucesivamente explica Dante que Robinson deja esa teoría en un callejón sin salida,  es como si le preguntas a alguien "¿Cuál es tu número?" y nos respondiera "Me das una llamada y te lo doy" (6). ¡Sorprendente, verdad! Y aún hay más. Piero Sraffa vapulea en esa controversia a los economistas ortodoxos mostrándoles la falacia de homogeneidad del capital a la hora de derivar la función de producción ya que él reconoce la existencia de una heterogeneidad del capital.  
Estas son unas cuántas, de muchas, anomalías acaecida dentro de la microeconomía.

En segundo lugar, nos enfocamos brevemente en la macroeconómica. Ésta se ha visto envuelta en numerosas críticas respecto a su estudio. Las discusiones se gestan desde la crisis de 2008. En donde casi todos los macroeconomistas de renombre mundial como Robert Lucas (Premio Nobel de Economía de 1995), Ben Bernanke, Gregory Mankiw, Eugene Fama (Premio Nobel de Economía de 2013), etc., se sintieron optimistas sobre la situación económica, llamada por Bernanke “La Gran Moderación”. Creyendo fuertemente que con una gestión económica avanzada (econometría, estadística y finanzas) la economía lograría resolver por sí solas sus problemas. Esto es lo que en economía conocemos como la propiedad de autorregulación. Como señala el economista argentino Pablo Mira: “estos economistas han sostenido que, librada al accionar de los mercados, la economía sencillamente no debería experimentar crisis” (7). Para reforzar la teoría de autorregulación Eugene Fama planteó la famosa hipótesis de los mercados eficientes, de acuerdo con la cual los mercados financieros llegarían, en un contexto de competencia, a un equilibrio en que el precio de mercado de un activo se corresponderá con su valor intrínseco (8). Concluyendo que la economía de libre mercado es eficiente y que no es posible que haya fallos, puesto que su inestabilidad vendría por factores “exógenos”. 
Sin embargo, un par de décadas atrás el economista, empolvado por el olvido, Hyman Minsky advirtió en su artículo “The financial instability hyphotesis” (hipótesis de la inestabilidad financiera) sobre la “endogeneidad” de la crisis capitalista. De acuerdo con esta dice que el sistema capitalista es inestable intrínsecamente y no por fallos externos. Como dicen “el tiempo da la razón”, y el tiempo le dio la razón a Minsky (9). Temas como el dinero endógeno (conocido también como la teoría monetaria de la producción), teoría monetaria moderna, teoría del circuito monetario, etc., no son estudiados en macroeconomía.

Así sucesivamente podríamos enumerar temas olvidados y críticas fuertes que hay hacia la economía… Por mencionar, el estudiante escéptico que desea estudiar algunas críticas a la economía puede revisar los papper´s del economista heterodoxo más reconocido a nivel mundial "Steve Keen". Lo mejor de sus críticas es que lo hace desde las matemáticas. 

Por todo lo expuesto es evidente que ser “un economista exitoso”, en términos teóricos, da mucho que desear. En cualquier otra profesión con consecuencias pragmáticas teorizar así sería sinónimo de suicidio (principio de autorregulación). Imaginemos a un educador convencido de que la calle es la mejor escuela porque allí no interviene el Estado y sus arbitrariedades. O un médico recetando nada porque cree que las enfermedades, finalmente, se curan solas. Esto resulta ilógico. Pues si un médico aplica esa teoría puede terminar matando a su paciente, en consecuencia, va pagar por ello; si un economista aplica con devoción la teoría de la autorregulación puede terminar matando a miles de personas (miseria y hambruna), curiosamente, mientras el médico va preso por negligencia, el economista que mejor aplique la teoría convencional puede ser contratado y ocupar un buen puesto en FMI, el Banco Mundial, asesor en economías “desarrolladas” o alguna multinacional. Puesto que la teoría económica convencional cuenta con sus intereses. 

Finalmente, retomo las palabras de Joan Robinson que decía que el sentido de estudiar economía es para“aprender a no dejarse engañar por los economistas”. Y que el estudiante consciente debe aprender a abrigar la esperanza de aprender algo más realista (teorías pluralistas que hay en economía) que le permita tomar una decisión respecto a los problemas que se plantean en todos los "países en vías de desarrollo" (10). Razón por la cual es dudoso pensar que vamos a "trascender" como economistas resolviendo problemas cuando la misma teoría económica tiene serios problemas. Así que en este "día del economista", colegas, hay que reflexionar sobre el rol y la enseñanza de nuestra profesión como científicos sociales. Es hora de levantar la voz de protesta en busca de una economía más pluralista, que muestre humildad y respeto ante las demás ciencias sociales.

¡Feliz Día a todos los escépticos en economía!

Referencias  

(1) Espinoza, V. H. (07 de 04 de 2018). ¡Feliz Día economistas! Diario Ahora, pág. 04.

(2) López, J. T. (2016). Economía para no dejarse engañar por los economistas. Barcelona: Deusto.

(3) Samuelson, P. (1978). Curso de economía moderna. Madrid: Aguilar.

(4) Galbraith, J. K. (2012). La sociedad opulenta. Barcelona: Editorial Planeta S.A.

(5) Schuldt, J. (2013). La civilización del desperdicio: psicoeconomía del consumidor. Lima: Universidad del Pacífico.

(6) Urbina, D. (2015). Economía para herejes: desnudando los mitos de la economía ortodoxa. Charleston - Estados Unidos: CreateSpace.

(7) Mira, P. J. (2016). Economía al diván: desempleo, inflación y crisis bajo la mirada de la psicología. Buenos Aires: Miño y Dávila S.R.L.

(8) Urbina, D. (06 de marzo de 2018). "ECONOMISTAS HETERODOXOS": Hyman Minsky. (G. Durand, Entrevistador).

(9) Keen, S. (2011). La economía desenmascarada. Madrid: Capitán Swing.

(10) Robinson, J. (1975). Teoría económica y economía política. Barcelona: Ediciones Martínez Roca S.A.

martes, 6 de marzo de 2018

"Hyman Minsky": Entrevista al Prof. Dante A. Urbina


"ECONOMISTAS HETERODOXOS"

HYMAN MINSKY
Entrevista al Prof. Dante A. Urbina




El Círculo Académico de Economistas Bicentenario se complace en presentar la segunda entrega de la serie de entrevistas "ECONOMISTAS HETERODOXOS", realizada a destacados economistas especialistas. El objetivo de esta iniciativa es compartir a los lectores una primera aproximación a las obras e ideas de estos grandes economistas heterodoxos, obras e ideas que todo futuro economista no debe desconocer ni desmerecer.

En esta oportunidad dialogaremos sobre la obra de un economista muy particular: "Hyman Minsky".

Para ello, contaremos con la entrevista hecha al profesor Dante Urbina, quien es bastante conocido entre la nueva generación de jóvenes interesados en economía heterodoxa. Él es economista por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Máster en Economía por la Universidad Complutense de Madrid y autor del libro "Ecconomía para herejes: Desnudando los mitos de la economía ortodoxa" (2015). Ha dado numerosas conferencias en universidades de Perú, España y Alemania y ha sido seleccionado entre los mejores jóvenes investigadores del mundo para participar de la Reunión de Premios Nobel de Economía en Lindau (Alemania). Tiene papers publicados en el Political Economy Journal of India y en el volumen académico International Monetary System Past, Present and Future (2016). Asimismo, ha realizado curso sobre empresariado de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y sobre publicación científica de la Universidad de Tsinghua (China) vía edX. A sus 27 años, ha llegado a ser docente en destacadas universidades incluso a nivel de maestría, dictando prácticamente todos los cursos centrales de la formación del economista como Economía General, Microeconomía, Macroeconomía, Estadística, Econometría, Teoría Monetaria y Métodos Matemáticos y Estadísticos.


lunes, 19 de febrero de 2018

"Friedrich von Hayek": Entrevista al Prof. Adrián Ravier



"ECONOMISTAS HETERODOXOS"

FRIEDRICH VON HAYEK
Entrevista al Prof. Adrián Ravier



El Círculo Académico de Economistas Bicentenario se complace en presentar la primera entrega de la serie de entrevistas "ECONOMISTAS HETERODOXOS", realizada a destacados economistas especialistas. El objetivo de esta iniciativa es compartir a los lectores una primera aproximación a las obras e ideas de estos grandes economistas heterodoxos, obras e ideas que todo futuro economista no debe desconocer ni desmerecer.

En esta oportunidad dialogaremos sobre la obra de uno de los economistas más influyente del siglo XX: "Friedrich von Hayek".

Para ello, contaremos con la entrevista hecha al profesor Adrián Ravier, uno de los especialistas de economía heterodoxa del país de Argentina. Él es economista, especializado en teoría monetaria, el estudio de los ciclos económicos y la historia del pensamiento económico. Doctor en Economía Aplicada, en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, bajo la dirección del profesor Jesús Huerta de Soto. Ha sido alumno de ESEADE donde obtuvo un Master en Economía y Administración de Empresas. Y ha obtenido su Licenciatura en Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Catedrático en la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas, y también en la Facultad de Agronomía, de la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPAM, Argentina), y en posgrado, en el programa de Master en Economía de UFM y OMMA, en el MBA de la Edinburgh Business School (EBS), en el Master y Doctorado en Economía del Swiss Management Center University (SMCU) y en el Doctorado en Administración de Empresas de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE). Autor de numerosos libros, en donde resalta el libro "En busca del pleno empleo" en donde presenta su aporte sobre la Curva de Phillps con pendiente postiva.


domingo, 18 de febrero de 2018

"¿Gestión del Cambio?": Una breve opinión sobre la resistencia al cambio


"¿Gestión del Cambio?": Una breve opinión sobre la resistencia al cambio

Por: Luis García Morales


Podemos capturar poco lo que se conoce de los años anteriores; los animales que habitaron, como los dinosaurios y reptiles gigantes, que hoy en día son extintos. Y cedieron el paso a la mayoría de los  animales que conocemos del orbe. Análogamente, la ´internacionalización´ económica y la aparición de nuevas tecnologías son sólo dos de los muchos factores que han presionado el cambio en las organizaciones y los procesos de renovación que se basan en la innovación permanente, son ahora una constante empresarial.

La vida de las corporaciones -tanto público como privado- es un mar de cambios, en el que algunas veces hay grandes mareas y otras veces hay calma, pero siempre hay oleaje. Día a día las empresas enfrentan nuevos retos, ya sea una organización consolidada o una pequeña empresa que apenas está empezando siempre se presentan cuestiones nuevas que inciden en su comportamiento y en su desempeño. En estos tiempos de cambios rápidos, los nuevos desafíos atentan seriamente sobre la supervivencia de las organizaciones, nuevos competidores externos, movilización de capitales, dificultad para retener al talento humano y tecnologías cambiantes, son elementos que obligan a las personas que llevan las riendas de las firmas a estar preparadas para el cambio, y no solo a eso sino a tener la habilidad de motivar a su gente para alcanzar la renovación continua (1). 

Cuántas preguntas hay detrás de este tema: tanto en lo económico, natural, empresarial, etc. En las que tomo como énfasis son el ámbito económico y empresarial: organizacional y sus resistencias al cambio. 

Según Vecchi Pomphile define el cambio como un proceso que permite ayudar a una organización a adaptarse o adoptar nuevas actitudes, tecnologías, ambiente, estructura y personal. Es importante que haya compromiso mutuo por parte de la administración y de los empleados (2). 

Sin embargo, en primer lugar, no todo cambio esta frenado sólo por la resistencia, sino también por la capacidad de adaptación que uno tiene (3), constituido en algunos como ´paradigmas´   (en el caso de la economía neoclásica). Los motivos de resistencia son varios, de los cuales los más importante son: la clima de desconfianza, temor al fracaso y el temor a la ruptura con las tradiciones culturales y/o tradiciones del grupo. 

Dentro de estos la más importante es la clima de confianza que se mantiene con el grupo. En psicología hay un término que se llama “cierre de círculo”, en donde la primera persona (emisor) abre el círculo y la segunda (receptor) cierra el círculo, un ejemplo sencillo cuando una persona saluda con un “hola” de alegría (abre el círculo) y la otra persona responde también con un “hola” de alegría (cierre el círculo) se está captando un clima de confianza en ambas parte. No obstante, sucede que cuando uno de ellos abre el círculo y la otra no le cierra, empieza los grados de desconfianza mostrándose diversos conceptos negativos de la persona y así se muestra en diferentes transacciones que se establecen en lugar de trabajo. 

La segunda que es temor al fracaso está relacionada con el riesgo que uno corre al tomar la decisión y la última con cambios en las prácticas que realizamos a diario. Pues bien, ante todo ello se juega procesos importantes para revertir la situación. La primera es la ruptura de inercia, es el punto de partida para iniciar el cambio, si por ejemplo en una empresa tiene como fuente de producción que son netamente equipos tradicionales y pasar a uno de última tecnología. La segunda es el decaimiento temporal, son los costos del cambio que se experimenta al inicio y esto jala a una pregunta; ¿cuántos serán esos costos?, pues, dependerá de que tan preparado se esté  para adaptarse al cambio, siguiendo con el ejemplo podemos de decir que al inicio pueda que se reduzca la producción por desconocimiento de algunas cosas lo cual dependerá en qué medida están preparados para recibir esos cambios. La última es la aceptación, en donde está relacionado con la adaptación al cambio y lo óptimo es que en esta etapa estemos mejor que la primera etapa, eso quiere decir que mi producción y/o rendimiento será mayor que antes de los cambios.

El argumento en los trabajo en grupos está en que los los gestores avizoren que esos cambios tengan aspectos positivos y así puedan crear un entorno que emana la confianza en grupo. La pregunta quizás sea por ahí, pero Luis,  ¿cómo hago si los cambios se dan en mí mismo?, pues, lo primero debes entender que los cambios traen dolor y tenemos que digerirlo, entender también que los cambios nos sacan de la zona confort y nos llevan a nuestra zona de crecimiento (es cuando cambias que crecer y que aprendes). Sin embargo, no todo cambio tiene efectos positivos, pero lo bueno del cambio es que te hace crecer y ser un mejor ser humano. 

Referencias:

1) Todo sobre cambios organizacionales. (2009). Obtenido de http://todosobrecambiosorganizacionales.blogspot.pe/

2) Por qué las empresas se resisten al cambio. (2006). Obtenido de http://www.munisurco.gob.pe/municipio/losServicios/capacitacionEmpresarial/2007/julio/porqueEmpresasResisteAlCambio.pdf

3) Fischman, D. (2013). David Fischman. Obtenido de https://www.youtube.com/watch?v=qlmO6FDx2xQ

jueves, 21 de diciembre de 2017

PRIMER EVENTO: "Austriacos vs Marxistas": El debate por el cálculo económico


PRIMER EVENTO DE CONFERENCIA

"AUSTRIACOS VS MARXISTAS": El debate por el cálculo económico


El 5 de agosto del 2016, se realizó nuestra primera actividad, contando con la presencia por primera vez en Huánuco del Mg. Dante Abelardo Urbina. Quien académicamente nos dio una clase magistral sobre la batalla económica por el "Austriacos vs Marxistas": El debate por el cálculo económico.

El "debate sobre el cálculo económico en el socialismo" es uno de los subtemas relacionados con el debate teórico sobre el cálculo económico iniciado por Ludwig von Mises, y en el que participaron principalmente además del propio von Mises, Friedrich von Hayek, Oskar Lange (1904-1965) y Abba Lerner (1905-1982).

Ponente: 
Mg. Dante Urbina
Master en Economía por la Universidad Complutense de Madrid. Autor del libro "Economía para Herejes: Desnudando los mitos de la economía ortodoxa" (2015), varias veces best-seller en Amazon. Ponencias en universidades del Perú, España y Alemania. Papers publicados en el "Political Economy Journal of India" y el volumen "International Monetary System: Past, Present and Future" (2016). A sus 25 años es docente, incluso a nivel maestría, en destacadas universidades del Perú. 



miércoles, 20 de diciembre de 2017

“Conocer el pasado para resolver la crisis teórica presente”: La necesidad de estudiar la historia del pensamiento económico


“Conocer el pasado para resolver la crisis teórica presente”:  La necesidad de estudiar la historia del pensamiento económico

Por:  George Durand Cori



“No hay presente sin pasado”: cuánta verdad se esconde bajo esta frase. En la vida hay momentos que constituyen una revelación pues basta una sola mirada para comprender que en algunas situaciones las sospechas son fundadas.

La enseñanza de la Economía debería comenzar con la profundización en la materia “Historia del Pensamiento Económico”. Lamentablemente se suelen desdeñar las cuestiones históricas por poner en supremacía la economía cuantitativa. A consecuencia de ello, como señala Urbina (2015), se “monopoliza la enseñanza de lo que restrictivamente se ha llamado ´teoría económica´ en casi todas las facultades de economía del mundo” (p. 10). A este respecto, cabe citar la reveladora anécdota que refiere Ravier (2012): cuando un alumno le preguntó al profesor Gregory Mankiw sobre el libro La Acción Humana de Ludwig von Mises, él amenamente respondió “No lo he leído” y ofreció la siguiente justificación: “En Economía se asume que cualquier cosa escrita hace más de 20 o 30 años es irrelevante”. Que esto venga de un economista sumamente famoso es motivo de grave preocupación y explicaremos por qué.

Se comprende que (en el mundo académico es cosa admitida) no se puede entender la economía sin conocimiento de su historia. Y, sin embargo, por razones nada difíciles de averiguar, la historia del pensamiento económico (y la historia de la economía) nunca ha sido un campo popular de estudio (cfr. Galbraith, 1991, p. 13) pese a que allí se encuentran autores de gran mérito académico y todos los economistas tienen un adeudo (directo o indirecto) con sus autores.

Ahora bien, antes de diferenciar la historia de la economía de la historia del pensamiento económico, ha de especificarse qué es lo que se entiende por “historia”. De acuerdo con Mises (2015): “La historia estudia la acción humana, es decir, las acciones ejecutadas por individuos y por grupos de individuos. Describe las condiciones bajo las cuales las personas vivieron y la manera en que reaccionaron a esas condiciones. Su tema son los juicios de valor y las finalidades que los hombres han perseguido guiados por esos juicios de valor, los medios a los cuales han recurrido para alcanzar las finalidades perseguidas y el resultado de sus acciones. La historia estudia las reacciones conscientes del hombre a las condiciones de su medio, tanto natural como social, determinado por las acciones de generaciones anteriores, así como por las acciones de sus contemporáneos” (p. 57). Esto nos conduce indudablemente a examinar la función que cumple la historia en la economía.

En efecto, el análisis de los múltiples acontecimientos referentes a la acción humana constituye el objeto de la historia, siendo así esta una imagen sintetizada de otros tiempos, formulada en términos ideales. Dado esto, la historia de la economía es como un reflejo del mundo en el que se han desarrollado ideas económicas específicas (cfr. Galbraith, 1991, p. 15). Por tanto, dentro de ese marco, la historia -entendida como el entorno del desarrollo social y económico del hombre actuante- está atada a la evolución de las ideas de acuerdo a su contexto.

Dado esto, resulta pertinente examinar la cuestión a la luz de la distinción entre enfoque relativista y enfoque absolutista en la historia del pensamiento económico.

Respecto del primer enfoque, escriben Landreth y Colander (2006): “A los historiadores relativistas les interesan las fuerzas históricas, económicas, sociológicas y políticas que llevaron a los hombres (…) a examinar ciertas cuestiones económicas y el modo en que estas fuerzas determinaron el contenido de la teoría emergente” (p. 4). Es decir, el historiador relativista considera todas las teorías a la luz de su propio contexto en el pasado a partir del cual se puede aprender para el futuro. Bien dicen que en tiempos difíciles hay que agarrarse a las raíces. Un claro ejemplo de esto es que cuando sucedió la crisis financiera de 2008 se comenzó a tomar en cuenta a autores con enfoque relativista como Minsky (2008), quien sostenía que el mercado financiero es inherentemente inestable y propenso a crisis, o Shiller (2003), quien, atendiendo a los factores que generan una “exuberancia irracional” ante el aumento de un activo, vio venir la crisis gracias a sus estudios sobre las burbujas económicas a través de la historia. Y también puede mencionarse al prominente crítico a la economía ortodoxa, Steve Keen, que con sus estudios desde una perspectiva amplia pudo también predecir la crisis. Estos economistas fueron objetos de burlas y hasta ridiculizados. Sin embargo, cuando estalló la burbuja, muchos lamentaron el haber ignorado contribuciones y advertencias como las de ellos.

En lo que se refiere al otro enfoque, Landreth y Colander (2006) apuntan: “Los historiadores absolutistas ponen el acento en las fuerzas internas, como la creciente profesionalización de la economía, para explicar el desarrollo de la teoría económica. Los absolutistas sostienen que el progreso de la teoría no refleja meramente las circunstancias históricas, sino que depende del descubrimiento y la explicación de problemas o paradojas sin resolver por parte de profesionales formados que reaccionan a los avances intelectuales que surgen en el seno de la profesión. Según este enfoque, es posible ordenar las teorías en términos absolutos según su valor; lo más probable es que la teoría más reciente contenga menos errores y se aproxime más a la verdad que las teorías anteriores” (p. 4). Tal parece que este es el enfoque que los economistas ortodoxos han hecho prevalecer hasta nuestros días. Por ejemplo, Samuelson (1977) afirmó que “dentro de todo economista clásico hay un economista moderno tratando de salir”, entendiendo como “economista moderno” a aquel que para sus contribuciones utiliza exclusivamente la modelización y la formalización matemática. Y a paso siguiente afirma que “con un truco de manos, uno puede extraer de Adam Smith un modelo valioso”.

Y el caso de Samuelson, como economista ortodoxo por excelencia, resulta especialmente revelador pues, sin negar que hizo importantes aportes a nuestra ciencia, debemos recordar que también optó por “hacerse el ciego” ante las sólidas críticas de Joan Robinson sobre la heterogeneidad del capital y hasta desdeñó a los economistas focalizados en la historia del pensamiento económico como una especie de incapaces. En efecto, “Samuelson llegó incluso a afirmar en 1954 que los economistas incapaces de seguir la revolución matemática después de la Segunda Guerra Mundial, son los que se refugian en la historia del pensamiento económico” (Ravier, 2012). Pues bien, ese fetichismo por la matematización ha contribuido no solo a las crisis de las economías (países) sino también de la propia teoría económica que él defendió. Baste mencionar al respecto que su colega George Stigler puso en jaque su propio trabajo poniendo en cuestión la curva de oferta ascendente.

Temas como las crisis, el dinero, la inflación, el rol del empresario, el cálculo económico, la controversia del capital, la teoría del valor, los ciclos económicos, la estructura de la producción, entre otros, ya fueron profundamente estudiados por diversos pensadores en épocas precedentes. En ese contexto, es bueno conocer qué ideas prevalecieron, qué ideas llevaron a daños sin precedentes, qué ideas trajeron prosperidad, pero, sobre todo, qué ideas siguen vivas actualmente entre nosotros y de qué manera están influyendo en la teoría económica y en nuestras vidas.

Hoy tenemos que repensar cada acontecimiento económico. Puede que el avance de la economía haga venerar lo matemático, cayéndose así en una necedad de “pretensión del conocimiento” (Hayek, 1989). Pero es hora de que no solo se siga un lineamento de estudio y que la teoría económica esté íntimamente relacionada con la historia de la economía y la historia del pensamiento económico, ya que cada proceso evolutivo, social o económico, ha sido causado por un sinnúmero de ideas, siendo que varias de ellas, aunque están plenamente vigentes, al mismo tiempo están siendo olvidadas.

Valorar y meditar la historia de la economía y el pensamiento económico nos permitirá tener una perspectiva diferente frente a cada hecho. Y tener una perspectiva amplia sobre ello es de suma importancia pues no debemos olvidar que, como remarca Urbina (2015), “la economía es un campo donde la ´buenas´ o ´malas´ teorías pueden tener efectos muy grandes en la realidad, y que van desde los más maravillosos hasta los más devastadores” (p. 11). Así que debemos mirar a la teoría económica en retrospección (Blaug, 1997), con ese escepticismo que hoy se tiene dada la crisis teórica. Quizás aún encontremos recetas que no se ha tomado en cuenta. O quizá tan solo optaremos por cegarnos ante una teoría que parte de una hoja en blanco y desdeñaremos lo demás. Las controversias entre autores no deberían hacernos caer en la ofuscación sino más bien darnos luces. Y si caemos en la ofuscación, pues es hora de que la humildad y el estudio riguroso del pasado nos guíe por un camino distinto al de hoy.

Referencias:

BlaugM. (1997). Economic Theory in Retrospect. Cambridge: Cambridge University Press.

Galbraith, J. K. (1991). Historia de la Economía. Barcelona: Ariel.

Hayek, F. A. (1989). The pretence of knowledge. The American Economic Review79(6), 3-7.

Landreth, H. & Colander, D. (2006). Historia del Pensamiento Económico. Madrid: McGraw-Hill.

Mises, L. (2015). La Acción Humana: Tratado de Economía. Madrid: Unión Editorial.

Minsky, H. (2008). Stabilizing An Unstable Economy. New York: McGraw-Hill.

Samuelson, P. A. (1977). A modern theorist's vindication of Adam Smith. The American Economic Review, 67(1), 42-49.

Ravier, A. (2012). La historia del pensamiento en la educación del economista. En: Ravier, A. (ed.). Lecturas de Historia del Pensamiento Económico. Madrid: Unión Editorial.

Shiller, R. (2003). Exuberancia Irracional. México: Océano.

Urbina, D. A. (2015). Economía para Herejes: Desnudando los Mitos de la Economía Ortodoxa. Charleston: CreateSpace.